En el año 2014, en una pequeña ciudad de la sierra, hice una promesa que consistía en ponerle el nombre de Santiago a mi hijo, esto en caso de que en algún momento fuera mamá. Esto sucedió en la ciudad de El Fuerte, que lleva el mismo nombre que el río que lo atraviesa, se trata de una antigua misión jesuita en donde se aglomera mucha de la población descendiente de los antiguos grupos Cahitas.
Respecto de la promesa, se dió en un lugar que siempre me pareció tener un aire místico, la casona tenía una luz tenue, y un pasillo en donde se ubicaban algunos muebles y antigüedades, a la derecha de este, se encontraba una imagen de Santiago; una escultura que representaba al apóstol cabalgando en su corcel blanco. De inicio no le presté mucha atención, pero ya con el paso del tiempo me sorprendió la viveza de la imagen, los rasgos de su rostro, los detalles del personaje y su presencia extraordinarias. Al ver las ofrendas que la gente le acercaba, yo también comencé a verlo con vida. Le pedí un deseo muy especial, y en ese momento me dije que sí algún día tenía un hijo, le pondría Santiago. Mi hijo nació cuatro años después, y al poco tiempo descubrimos que además de llevar su nombre, también había nacido en el marco de sus celebraciones. Santiago apóstol tiene su símil en diferentes culturas del mundo, y en todas ellas se le celebra el 25 de julio.
Aquí, en esta zona apartada del mundo, se asocia a Santiago con el monte, con los animales salvajes y los domésticos, teniendo un vínculo muy estrecho con los asuntos celestes, con la vía láctea, y con los truenos. Cuando nació mi hijo, decidí renovar mi promesa y ahora que escribo este post nos encontramos regresando de visitar a Santiago, aquel mítico ser creador de la vía láctea, que encuentra una de sus casas en este sitio llamado El Fuerte.
Por medio de esto aprendí lo importante de pedir lo que uno desea.
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La tristeza como guía
serenidad y paciencia en vaivén
los astros confluyen hacia tí, atrapados en el caos.
Entiendo que eres su guía y maestro.
Un espejo de plata en tus espuelas
resplandeciendo en la eternidad de los tiempos
secreta conciencia del devenir.
Eres luz y sombra confluidas
la vida misma existiendo.
El mar con neblina azul resplandece
la flor surge del mar
y el sol resplandece como fuente de luz.
Colócate la cabeza, no es necesario despojarse
toma un padre divino.
Dolor sufriente, dolor sangrante, dolor supremo.
Núcleo de la expansión
tristeza que aventaja
dolor cicatriz ternura, no te dejes aventajar.
Santiaguillo retorna como un giro a la derecha
transmuta, confluye en el plano galáctico
sin cabeza, con corazón.
El río de leche, origen celestial
se transmuta en la planta madre
harina de maíz.
Campo estelar en que te depositas
franja brillante de estrellas y nubes interestelares
sabemos por fin que tú la creaste.
De ella tomas el agua y el trueno
salvas y crías a los animales,
de ellos te alimentas.
Fuerzas del universo conjugadas
la maestría al dominarlas
utilizas tus máscaras.
Diversas te ha brindado la humanidad
en todas, acuden a ti las criaturas que honran la noche
serpientes, murciélagos, caballos, ostras.
Riges los cielos, los montes y las bestias
¿Quién eres realmente?
¿Un oráculo, un domador, un creador, un mago, un maestro?
Sublime ser de luz. Santiago Salvador
Santiago apóstol
Santiaguillo.
Tu realmente comprendes
no importa el porvenir
lo entregas todo.
Trueno y torbellino
rosa y azul vehemente
una cintilla de flores saliendo del mar.
Misterio y resignificación lúgubre
serpiente de arcoíris, caballo blanco
resignificación-espejo.
Cabalgar al frente a la derecha
lineas paralelas culebreantes
dueño y protector del mundo, serpiente.
Amo de las tempestades y la lluvia
las aguas con las que riegas el mundo
tomadas del río que atraviesa el cielo.
Impresionas con tu espada baja
coges flores y sangre como ofrenda
tu refugio es la montaña.
Sin mirar atrás, es un trueno que resuena en los tiempos.
Qué bello que puedan ir a bendecir de nuevo la existencia de Santiago, que su luz siga apareciendo de muchas formas con la magia del apóstol y de la gente que lo amamos!
Gracias Deya bonita